top of page

Introducción al Carnaval de Cádiz - Adaptado al nuevo reglamento COAC


El Carnaval es tan antiguo como la humanidad misma, como algo vivo sigue latente entre los pueblosque lo utilizan como evasión y divertimento.


Cádiz fue durante el siglo XVIII una ciudad creadora de riqueza y de gran pujanza económica que le proporcionó la Casa de Contratación de Indias a través de la cual llegó con los doblones dorados, soportes básicos del Imperio, la génesis de nuestro autóctono Carnaval.


Nació en los malecones de los muelles al mezclarse los cantos africanos y criollos, Habaneras, Sambas, Guajiras y Colombianas con el jaleo y las palmas gaditanas.


Los banqueros de Génova y Venecia dieron fondo y forma a nuestro Carnaval con un toque de arte renacentista importado de Italia, haciendo de Venecia y Cádiz las dos ciudades europeas reinas de esta fiesta singular.

MURGAS O CHIRIGOTAS.-

Desde mucho antes de 1890 en que Eduardo Genovés, siendo Alcalde de Cádiz, ya censuraba las coplas y había que pagar un duro por salir a cantar, existía en los barrios más populares y castizos de la Capital - sobre todo en la Viña que es la fragua de nuestros carnavales - una gran afición por las murgas.


Esta tradicional modalidad de agrupación, más modesta generalmente en su vestimenta que en las comparsas, pero más picaresca en sus letras y músicas, casi siempre de doble sentido, hicieron juego unos tipos modestos pero realmente caricaturescos, resultando un derroche de imaginación y en ocasiones hasta una “mijita” esperpénticas y estrafalarias.


Y como oliendo a naftalina, son precisamente nuestras murgas quienes conservan aún su sello y raíz más característicos. Al principio estaban compuestas la mayoría de las veces por seis o siete personas y después aumentarían hasta llegar a doce que es el máximo número que permiten las actuales bases del concurso oficial.


Las murgas o chirigotas tienen claro sentido humorístico, no exento la mayoría de las veces de cierta carga sarcástica y mordaz. Una critica popular donde se conjuga la gracia, el arte y el ingenio con la “cantidad” de libertad de cada época. En sus albores sólo usaban instrumentos simulados, casi siempre con sonidos onomatopéyicos. Pero a partir de la llamada Murga del Siglo XX de Paco Llanes, que ensayaban al parecer en un lavadero de la calle Cocinas (hoy Arricruz), introdujeron también el bombo con sus platillos y la caja o “redoblante” que unido a sus conocidísimos “pitos” de caña (ahora más sofisticados) se han mantenido hasta nuestros días.


Habría mucho que hablar de las murgas, nuestras murgas de finales del XIX o principio del siglo XX con sus nombres ingenuos y estrambóticos al mismo tiempo: “Los morenos fingidos” de 1881; “Los corredores de fincas ruinosas”; de 1903; “Sociedad gaditana de manteo y sotana” de 1900, etc….


Aquellas murgas o chirigotas si lo prefieren, se hicieron más famosas por los sitios o bares que frecuentaban sus componentes y, a veces, de donde se formaban o salían. (Ejemplo; “La Murga de la Cabra”, porque salían de entre los clientes de la “Tienda de la Cabra”), aunque siempre abundaron murguistas líderes y grotescos como el célebre Suarez. “Suarez y sus cuadrilla o los toreros de invierno” en 1926. “Suarez y sus desperdicios” de 1933, “Suarez y su orquesta que está medio descompuesta” de 1936…. Recuperadas las chirigotas a partir de 1948-49 la modalidad ha pasado de tener cinco grupos en el Concurso de 1950, a ser más de 50 las participantes en el presente año. Esto nos da una idea de lo arraigado que está este tipo de agrupación en la idiosincrasia popular del gaditano.


SU MAJESTAD EL CORO.-


En el último tercio del siglo XIX, los diferentes ritmos antillanos, la mayoría de clara influencia afrocubana, que sucesivos navegantes introdujeron y que paulatinamente fueron fundiéndose con los compases de las palmas netamente gaditanas, alumbraron esa joya del folclore andaluz, que constituye hoy el tango carnavalesco o lo que viene hacer lo mismo “El tanguillo de Cai”, cuyo modificador podemos considerar al célebre ANTONIO RODRÍGUEZ MARTÍNEZ “El Tío de la Tiza”, autor de numerosas comparsas en carrozas que pronto alcanzarían la categoría de Coros a partir de los Viejos Cooperativos (1889). Paralelamente a esta modalidad, fueron tomando auge de una forma paulatina pero imparable en colorido y esplendor, nuestros incomparables carnavales. De entre los numerosos coros de ese prolífico autor de gran fama, podemos citar, a modo de ejemplo: “Los Pajaritos” (1894), “Los Claveles” (1896), “Los Abanicos” (1897), “Los Luceros” (1900), “Los Gallos” (1901), “Los Lilas” (1903) o “Los Anticuarios (1905) con sus archiconocidos “DUROS ANTIGUOS” que tanto “Cai” dieron que hablar”…


Varias generaciones de importantes autores contribuyeron a mantener la hegemonía del tango en la fiesta, sobresaliendo entre ellos por su fecundidad y buen gusto el añorado MANUEL LOPEZ CAÑAMAQUE. Después de un corto periodo de aletargamiento, JOAQUÍN FERNÁNDEZ GARABOA “EL QUINI”, clásico director a la vieja usanza como lo fue FRANCISCO GUZMÁN ESTRADA “EL BATATO”, se erige en defensor de la pureza del tango arrancando de la fértil creatividad de hombres como

FRANCISCO GARCÏA DE QUIRÓS o MANOLO BRAVO.


Con la aparición en 1977 del Coro “Los Dedócratas” que supuso toda una revolución en cuanto a participación social, aumentaron de forma considerable las agrupaciones de esta modalidad donde imperan destacados letristas y continuadores de ese emotivo y cadencioso son de nuestra tierra: Su Majestad el Tango.


COMPARSAS.-

Conjunto de personas que, en ciertos regocijos públicos, van vestidas de manera análoga. Personas que forman parte de acompañamiento en las agrupaciones teatrales (según el diccionario).


Convendría añadir que en las actuales bases para el Concurso Oficial, se la define como “son aquellas agrupaciones carnavalescas que interpretarán su repertorio a dos cuerdas de voces, como mínimo – Tenor y segunda - Se componen de un mínimo de diez componentes y un máximo de quince.


Los componentes de las Comparsas podrán acompañarse únicamente de los siguientes instrumentos musicales: bombo, con sus respectivos platillos, caja (redoblante), un máximo de tres guitarras españolas y pitos carnavalescos, siendo éste último opcional. Dichos componentes podrán usar otros instrumentos musicales, aunque sólo serán admitidos en la Presentación, Estribillos y el Popurrí. En realidad comparsas era el término con que genéricamente se conocieron a las primeras agrupaciones que por sus letras y ritmos, preferentemente antillanos, llamaron la atención de propios y extraños desde mediado del siglo XIX en nuestros carnavales. Pero el concepto de comparsas que tenemos al menos en Cádiz, es bastante más reciente.


Todo surgió a partir de “Los Sarracenos” (1957) que obtuvieron un primer premio especial extraordinario en el concurso del Gran Teatro Falla, ya que Paco Alba introdujo, en sus agrupaciones de a pie, un trío de voces con modales más cuidados y adaptados a su tiempo, que si bien no eran tan grotescos como los de las demás murgas o chirigotas, distaban mucho de los que se consideraban como de un coro en carroza. Esto “desconcertó” en cierta manera a los jurados de los años sucesivos, que no podían juntar el “agua con el aceite”, ni comparar el cha-cha-cha con el tranvía de Cortadura, como se decía entonces. (A “Las huestes de Don Nuño” hubo que darle otro primer premio especial compartido en 1959). Todo aquello “obligaría” a reformar las Normas Reglamentarias de la Comisión de Fiestas y Propaganda del Ayuntamiento de Cádiz, por lo que a partir de 1960 ya las comparsas tendrían 2.500 pesetas de primer premio, totalmente independientes de las murgas o chirigotas. Podemos considerar su época dorada los años sesenta, con la sana rivalidad entre los dos autores más “clásicos”; el ya mencionado Paco Alba y su oponente Enrique Villegas.


A partir de entonces las llamadas comparsas irían creciendo en número de componentes y en instrumentos, principalmente de cuerdas, quedando de momento “estabilizada”, aunque la creatividad de los modernos autores, lógicamente, discurra pareja a ritmos aflamencados o vanguardistas.


En la presente edición (2015) del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas COAC, han participado cincuenta y ocho agrupaciones de esta modalidad.

TRIOS, CUARTETOS O QUINTETOS.-

Como su nombre indica, están compuestos por tres, cuatro o cinco personas. Según el Reglamento actual, los componentes de estas agrupaciones se acompañarán de los instrumentos musicales que crean oportunos. El repertorio está compuesto de Parodias Libres (Composición más genuina de estas agrupaciones), cuplés con sus correspondientes estribillos así como otras composiciones carnavalescas distintas a las anteriores. La música de los cuplés no habrá de ser necesariamente idénticas.


Se puede comprobar fácilmente cómo este tipo de agrupación carnavalesca, quizás en teoría la más humorista y grotesca, se ha sofisticado con el transcurso del tiempo y sobre todo con el rodaje en los escenarios de ese gran trampolín que es el Teatro Falla.


Volviendo a las raíces se puede afirmar que este tipo de agrupaciones es casi tan antiguo en Cádiz y tradicional como pudieran ser las murgas, ya que formaban normalmente con sólo siete componentes, o sea dos o más que un quinteto.


Ya en el último tercio del siglo XIX se tiene constancia que actuaban con frecuencia entre el numeroso público que se congregaba alrededor de las comparsas en carrozas o coros, por las calles y plazas de nuestra ciudad, alternando con romanceros, dúo y cualquier grupo de máscaras. Ejemplo de lo anteriormente expuesto podría ser “Carando, Pelote, Chibiqui y Pelotito” en 1894.


En el siglo XX se sigue fomentando este tipo de agrupaciones. Podríamos citar a algunas de ellas que alcanzaron cierta notoriedad “Don Tancredo y Cia” (1901), “Los tres formales” (1913), “Araña, Concha Cortes y su secretaria” (1915), o “Don Currito y sus ayudantes” (1913).


Pero fue durante la Segunda República, con los concursos celebrados primero en el Teatro Principal y luego en el Cómico, donde se “Institucionalizaría”, por llamarlo de alguna manera, lo que conocemos genéricamente en la actualidad por cuartetos, llegándose incluso a crear premios especiales para ellos. “Los oradores cómicos” con Salinas, Pepete, Bélica y el Mori, verdaderos artífices de la improvisación en 1933, obtuvieron un accésit, siendo comparados con las mejores murgas de ese año. Igual ocurrió en 1934 con “El trío de la época y vamos a desarmarnos”, que obtienen el premio especial. Este desbordante éxito de los tríos y cuartetos, que superaron esos años en humor a las mejores agrupaciones de otras modalidades, “obligó” en cierta manera a crear esa modalidad de “Cuartetos, tríos y duetos”, destacándose la participación de los “Pastores de la Tía Norica” y en el último carnaval republicano (1936) obtuvieron grandes éxitos “El Congreso se divierte”, “Los Kacharros mejicanos” y “Los Humoristas”.


Con la misma propiedad se podría afirmar que quien verdaderamente resucitó con éxito este tipo de agrupación después de la guerra civil, fue Manuel de Agustín, “El Carota”, convirtiendo sus cuartetos en todo un espectáculo difícilmente superable en cuanto a gracia, e imaginación.


Pero en 1973 surge una innovación con “Don Mendo y sus Mendas Lerendas” de Manuel Rosales “Aguillo” y la colaboración de los hermanos Scapachini, Maza y el popularísimo Peña, convirtiéndolos en las más disparatadas, e inaugurando una nueva época dentro del cuarteto.

Archivo: Aula de Cultura del Carnaval de Cádiz.

Centro de Documentación.


Texto extraído de El Carnaval de Cádiz. Editado por la Delegación Municipal de Turismo – Comisión de Prensa y Turismo de la Fundación Gaditana del Carnaval. Año 1988. Diseño: Idea dos.


Colaboración de: Asociación de Autores del Carnaval de Cádiz.


Actualización: Eugenio Mariscal


Publicaciones Destacadas
Mensajes Recientes
Archive
bottom of page